El Málaga CF ha comunicado la salida del centrocampista Luca Sangalli. El jugador donostiarra y la entidad de Martiricos han llegado a un acuerdo para la rescisión del contrato que les unía desde hace dos temporadas. Tras recalar en La Rosaleda para reforzar el equipo que compitió en Primera Federación, el jugador vasco no ha llegado a tener el protagonismo necesario en el conjunto que dirige el técnico de Nules. Con una plantilla en la que no solo no sobran fichas libres para inscribir jugadores, sino que faltan, uno de los principales candidatos para dejar de pertenecer al Málaga CF era el centrocampista que llegó procedente del FC Cartagena.
Tras la salida de Luca Sangalli, el conjunto malaguista libera una ficha, pero sigue teniendo ocupadas las 25 licencias permitidas para competir en LaLiga Hypermotion, por lo que es muy probable que se produzca alguna salida más, teniendo en cuenta que el director deportivo, Loren Juarros, sigue trabajando en la incorporación de al menos un extremo y un central. En caso de que no se produzcan nuevas desvinculaciones, las opciones pasan por dar de baja temporal a alguno de los jugadores lesionados de larga duración o bien que algún jugador canterano continúe con ficha federativa del conjunto juvenil o el Atlético Malagueño.
Aún queda tiempo para el inicio liguero y se esperan cambios en la plantilla que entrena Sergio Pellicer.
Comunicado del Málaga CF sobre la desvinculación de Luca Sangalli
“El centrocampista donostiarra llegó hace dos veranos a Málaga y formó parte del equipo que ascendió a LALIGA HYPERMOTION en el curso 23/24. A lo largo de estas dos temporadas, Luca ha disputado 28 partidos con la elástica blanquiazul y ha anotado un gol”.
“El Málaga CF agradece a Luca Sangalli su profesionalidad durante la etapa en la Entidad, siendo uno de los capitanes del equipo y un ejemplo tanto dentro como fuera del campo. A su vez, le desea la mayor de las suertes en su futuro personal y deportivo”.
Carta de despedida de Luca Sangalli
“Hoy pongo final a mi etapa como jugador del Málaga. Una etapa dura, exigente, difícil. Pero también bonita, gratificante e inolvidable.
No han sido las temporadas que soñé cuando me decidí a venir a esta maravillosa ciudad. Soñaba con disfrutar y hacer disfrutar, con poder aportar el máximo desde dentro del terreno de juego, de ser parte activa de un grande como el Málaga.
No pudo ser, no he sido capaz. He vivido esa cara cruel del fútbol, esa gran desconocida, la que no se ve por la tele. Esa lucha continua contra el síndrome del impostor. Por mucho que sepas que tu labor en el equipo también es fundamental aunque no juegues, por mucho que des todo de tu parte por mejorar y ayudar al equipo, tu cabeza no ceja en su empeño de poner en duda constantemente tu valía. El agradecimiento y reconocimiento de los compañeros y familia, esos que son conocedores de tu trabajo del día a día, es ese sostén que te hace perseverar.
“Ecce beatificamus eos qui sustinuerunt”, como reza la Divina Pastora de Málaga.
Me voy con la conciencia tranquila. Triste, dolido, jodido. Por haber fracasado, por no haber aprovechado las oportunidades. Pero con la conciencia bien tranquila y la certeza de haber puesto todo lo que estaba en mi mano. He defendido con el alma los colores blanquiazules cada vez que he vestido la camiseta malaguista. He aprendido realmente lo que conlleva ser profesional, darle valor a los detalles. Los sacrificios diarios, cuidar la nutrición, potenciar mis capacidades físicas. He mejorado como futbolista, pero no ha sido suficiente.
Vine siendo un chaval y me voy siendo padre. Me quedo con los buenos momentos vividos, que los ha habido y muchos. Con la buena gente con la que he convivido estos años. Con el sufrido ascenso y la solvente permanencia. Con las noches de La Rosaleda, los recibimientos, celebrar una victoria con nuestra gente al ritmo de la gitana, los desplazamientos fuera de casa y la pasión de una ciudad con su equipo. Estoy tremendamente agradecido y orgulloso de haber formado parte de este club. De todo el cariño y el apoyo que he recibido dentro y fuera del campo. Es difícil jugar como local en La Rosaleda, pero más difícil es, y lo se por experiencia, hacerlo como visitante.
Echaré de menos Málaga, la bombonera, la flor de la costa del sol. Ir cada mañana a La Rosaleda con la ilusión del primer día, entrenar con mis compañeros, las tertulias en la sala de fisios, las comidas en familia. Echaré de menos la ciudad y sus gentes, su gastronomía y su salero, su cultura y su clima, a veces.
No es la típica carta/plantilla de despedida impersonal y cutre que probablemente debería haber escrito, pero es la que me apetecía escribir y compartir.
Un malaguista y bokeron, de corazón, para siempre.”